SAN LUIS GONZAGA
San Luis Gonzaga nació en Castiglione, Italia, en 1568.
Su padre era marqués, y de pequeño le enseñaron a utilizar la espada y otras muchas cosas que deben saberse para ir a la guerra, y que se llaman “artes militares”.
Su padre era marqués, y de pequeño le enseñaron a utilizar la espada y otras muchas cosas que deben saberse para ir a la guerra, y que se llaman “artes militares”.
Su director espiritual le daba siempre tres consejos para llegar a ser santo:
- 1º. Frecuente confesión y comunión.
- -2º. Mucha devoción a la Sma. Virgen.-
- -3ro. Leer vidas de Santos.
También sabemos que cuando iba a hacer o decir algo importante se preguntaba: "¿De qué sirve esto para ir al cielo?" y si no le servía para ir al cielo, ni lo hacía ni lo decía.
Una vez arrodillado ante la imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo, le pareció que la Sma. Virgen le decía: "¡Debes entrar en la Compañía de mi Hijo!". Con esto entendió que su vocación era entrar en la Comunidad Compañía de Jesús, o sea hacerse jesuita.
Le pidió permiso a su padre, pero este tenía otros planes para él.
Lo llevó a grandes fiestas y a palacios y juegos para que se le olvidara su deseo de ser sacerdote. Después de varios meses le preguntó: "¿Todavía sigue deseando ser sacerdote?", y el joven le respondió: "En eso pienso noche y día". Entonces el papá le permitió entrar de jesuita.
En 1581 el joven Luis Gonzaga, que era seminarista y se preparaba para ser sacerdote, se dedicó a cuidar a los enfermos de la peste de tifo negro. Se encontró en la calle a un enfermo gravísimo. Se lo echó al hombro y lo llevó al hospital para que lo atendieran. Pero se le contagió el tifo y Luis murió el 21 de junio de 1591, a la edad de sólo 23 años. Murió mirando el crucifijo y diciendo "Que alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor".
La mamá logró asistir en 1621 a la beatificación de su hijo.
Sufría mucho de mal de riñones y esta enfermedad lo obligaba a quedarse días enteros quieto en su cama. Pero esta quietud le trajo un gran bien: le permitió dedicarse a leer las Vidas de Santos, y esto lo animó muchísimo a volverse mejor. (A veces sentía remordimiento porque le parecía que deseaba demasiado irse al cielo). Su confesor San Roberto, que lo acompañó en la hora de la muerte, dice que Luis Gonzaga murió sin haber cometido ni un sólo pecado mortal en su vida.
En 1581 el joven Luis Gonzaga, que era seminarista y se preparaba para ser sacerdote, se dedicó a cuidar a los enfermos de la peste de tifo negro. Se encontró en la calle a un enfermo gravísimo. Se lo echó al hombro y lo llevó al hospital para que lo atendieran. Pero se le contagió el tifo y Luis murió el 21 de junio de 1591, a la edad de sólo 23 años. Murió mirando el crucifijo y diciendo "Que alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor".
La mamá logró asistir en 1621 a la beatificación de su hijo.
Sufría mucho de mal de riñones y esta enfermedad lo obligaba a quedarse días enteros quieto en su cama. Pero esta quietud le trajo un gran bien: le permitió dedicarse a leer las Vidas de Santos, y esto lo animó muchísimo a volverse mejor. (A veces sentía remordimiento porque le parecía que deseaba demasiado irse al cielo). Su confesor San Roberto, que lo acompañó en la hora de la muerte, dice que Luis Gonzaga murió sin haber cometido ni un sólo pecado mortal en su vida.
Apenas el hijo se hizo religioso su padre empezó a volverse mucho más piadoso de lo que era antes y murió después santamente. Luis renunció a todas las grandes herencias que le correspondían con tal de poder hacerse religioso y santo.
Un oficio muy importante que hizo San Luis durante su vida fue ir de ciudad en ciudad poniendo la paz entre familias que estaban peleadas. Cuando él era enviado a poner paz entre los enemistados, estos ante su gran santidad, aceptaban hacer las paces y no pelear más. El era extraordinariamente amable y bien educado.Después de muerto se apareció a un jesuita enfermo, y lo curó y le recomendó que no se cansara nunca de propagar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
San Luis fue avisado en sueños que moriría el viernes de la semana siguiente al Corpus, y en ese día murió. Ese viernes es la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.
Santa Teresita del Niño Jesús

Teresa nació el 2 de Enero de 1873 en Alencon, Francia. Era la hija menor de 9 hijos del matrimonio de Luis y Acelia María Guerin. Tuvo una infancia feliz y llena de buenos ejemplos ya que sus padres eran ejemplares.Actualmente de hecho, son venerables y están en proceso de ser santos. Cuando Teresita tenía cuatro años murió su mamá. Su padre procuró darle a ella y a sus cuatro hermanas todo el cariño posible.
Un día su papá les comunico que había vendido el negocio familiar para ir a trabajar fuera de la ciudad.
Su hermana Paulina se volvió su segunda madre y Teresita la quería mucho. Por eso sufrió mucho cuando Paulina entró como carmelita en el monasterio de la ciudad.
Ante esa tristeza, Teresita enfermó gravemente. Sin embargo, vio que la Virgen que estaba en su cuarto le sonreía y poco después se curó. Desde pequeña tuvo a Jesús como amigo, y por eso hablaba con Él todo el día.
Una vez, Teresita leyó en el periódico que un asesino malo, Pranzini, había sido condenado a muerte. Pranzini no quería confesarse ni arrepentirse de sus pecados. Como Teresita quería que este hombre se salvara, le pidió a Dios que hiciera que se convirtiera y ella rezó muchísimo por él.
Pasaron los días y Pranzini seguía sin querer confesarse, pero el día que lo iban a matar se arrepintió y besó la cruz de Cristo pidiéndole perdón. Teresita supo que había sido Jesús que había escuchado su oración y desde ese momento nunca dejo de pedir por los que lo necesitaban.
Su hermana María la preparó para la Primera Comunión y la hizo el día en que su querida hermana Paulina tomó el hábito y se convirtió en monja.
A los quince años quiso entrar al convento como lo habían hecho sus hermanas Paulina, Leonia y María pero por la edad, el obispo de Bayeux no le dio permiso. Más tarde, en una peregrinación a Roma por el jubileo sacerdotal del Papa León XIII, Teresita le pidió permiso al Papa y le dijo que si era la voluntad de Dios asi seria. Con el apoyo del Papa, logró entrar en el Carmelo el 9 de abril de 1888. Teresita procuraba ser muy sencilla y hacer perfectas las cosas pequeñas.
A los quince años quiso entrar al convento como lo habían hecho sus hermanas Paulina, Leonia y María pero por la edad, el obispo de Bayeux no le dio permiso. Más tarde, en una peregrinación a Roma por el jubileo sacerdotal del Papa León XIII, Teresita le pidió permiso al Papa y le dijo que si era la voluntad de Dios asi seria. Con el apoyo del Papa, logró entrar en el Carmelo el 9 de abril de 1888. Teresita procuraba ser muy sencilla y hacer perfectas las cosas pequeñas.
Teresita actuaba con bondad siempre y era sumamente amable con sus hermanas religiosas porque sabía que amando podría alcanzar el cielo. Había en el convento una monja que tenía muy mal humor y era de trato difícil. Con ella trataba de ser especialmente amable porque le costaba trabajo quererla.
Teresita se dio cuenta de que la mejor forma de acercarse a Jesús era siendo siempre como una niña que se duerme con confianza en los brazos de su padre. “Quisiera tener un ascensor para subir hasta Jesús, porque soy muy pequeña para subir sola. El ascensor que ha de elevarme hasta el cielo son tus brazos, Jesús mío”.
Su padre enfermó perdiendo el uso de la razón a causa de dos ataques de parálisis. Celina su hermana, su encargo de cuidarlo hasta su muerte y después ingreso también al convento. Fueron unos años difíciles para las hijas.
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La superiora del convento le pidió a Teresita que escribiera su vida. En enero de 1895 empezó a escribir el libro: ”Historia de un alma”.
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Antonietta nació el 15 de diciembre de 1930 en una familia
acomodada de Roma. "era una niña alegre, inquieta y traviesa, como lo son
todos los niños de esa edad". ' ¡Yo en la escuela me divierto mucho …
hasta iría de noche!'.
Después de algunos diagnósticos y tratamientos equivocados, la
diagnosticaron osteosarcoma.
El 25 de abril del 36 le amputan la pierna. El golpe fue tremendo. Pero más
para los padres que para Antonieta, que, una vez superado el primer periodo, a
pesar de la intervención y las dificultades causadas por el aparato ortopédico,
sigue su vida de siempre: los juegos, la escuela. Sus padres, con gran alegría
de la niña, decidieron anticipar la fecha de su primera comunión, y de este
modo, por las noches, su madre empezó a enseñarle el catecismo.

La primera carta está fechada el 15 de septiembre de 1936. A
partir de entonces, sus cartas se suceden, expresando un amor sencillo, tierno
e infantil a Jesús, María y sus padres; pero al mismo tiempo una clara
conciencia, asombrosa en una niña de su temprana edad, de quién es Jesús y cómo
se le sigue por el camino del dolor. Así, para sorpresa de su madre, Nennolina
escribirá como las grandes santas del sufrimiento, pidiendo que se le conceda
almas para poder salvarlas: Y este "Señor Jesús, dame almas"
Antonieta lo repetirá muchísimas veces.
En cuanto Nennolina aprendió a usar la pluma, quiso poner su
propia firma y escribió así: "Antonieta y Jesús".
Nennolina se dirige a Jesús y María con ternura confiada. Sus
cartas terminarán siempre con abrazos, caricias, besos dirigidos a sus
destinatarios celestiales. Y de esta confianza son testigos también las monjas,
que bastantes veces vieron a la niña antes de salir de la iglesia acercarse al
tabernáculo y exclamar: "¡Jesús, ven a jugar conmigo!". Lo escribirá
también en sus cartas, deseando tenerlo siempre cerca: "Querido Jesús,
mañana ven a la escuela conmigo". En los meses que la separan de la noche
de Navidad sus cartas expresarán todo su amor por Jesús y el ardiente deseo de
recibirlo en su corazón.
El día antes de su primera comunión le explica a su madre:
"Mira mamá: hasta cuenta de que mi alma es como una manzana. Dentro de la
manzana están esas cositas negras que son las semillas. Luego dentro de la piel
de las semillas está esa cosa blanca. Pues hazte cuenta de que eso es la
gracia".
Luego completó su pensamiento: "Jesús, haz que esta
gracia la dejes siempre, siempre conmigo".
Aquella noche de Navidad, a pesar de que el aparato
ortopédico le provocaba dolor, los presentes la vieron al final de la misa
permanecer más de una hora arrodillada, quieta, con las manitas juntas.
En mayo, Antonieta recibe la confirmación. Son los últimos días
de su vida. Dice su madre: " Se veía que sufría, pero nos decía a todos
siempre, incluso a mí: ' ¡Estoy bien!'.
La última está fechada el 2 de junio. Esta carta terminará en
las manos de Pío XI. La madre recuerda: "Me senté a la cabecera de su cama
y escribí lo que Antonieta me dictaba trabajosamente: "Querido Jesús
Crucificado, yo te quiero tanto y te amo tanto. Yo quiero estar contigo en el
Calvario".
Al Papa le llegó alguna de sus cartas, y se conmovía.
El 23 se le quitan tres costillas con anestesia local, dadas
sus precarias condiciones generales.
En los días siguientes, con fortaleza increíble sigue
sonriendo incluso a las enfermeras que van a medicarle la herida, a pesar de
que las metástasis habían invadido y destrozado todo su cuerpecito, a pesar de
que la masa tumoral le oprimía el pecho hasta el punto de provocarle la
dislocación del corazón.
Todos testimoniarán en el proceso el desconcierto ante su
extraordinaria serenidad. Su madre llega incluso a dudar de que la niña
sufriera.
Estaba amaneciendo aquel 3 de julio de 1937 cuando "
…Sonrió… luego exhaló un último y largo suspiro".
En 1981, la Iglesia reconoció plenamente que también los niños
pueden realizar acciones heroicas de fe, esperanza y caridad, y por
consiguiente pueden ser elevados a los altares.
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